Esta publicación la tenia escrita desde hace unos meses pero no me atrevía a publicarla, esta publicación describe mis problemas alimenticios del año pasado, es realmente un resumen de todo lo que viví, no me arrepiento de lo que hice pero tampoco estoy orgullosa de ello ya que esa situación me hizo la persona que soy hoy, con la cual vivo muy armoniosa y felizmente.
Estoy aquí, hoy y ahora, cosa que la verdad no pensé estar.
Era septiembre y el infierno apenas comenzaba, deje de funcionar, de sentirme bien, quizás cambiar algo me haría sentir mejor, quise tomar el control y probarme a mi misma que podía lograr algo, quería estar orgullosa de mi misma y sentirme bien, pero fue todo lo contrario. Deje de comer, no me atrevía a vomitar, me sentía tan mal con mi cuerpo, me deje influenciar por esas fotos de chicas delgadas, de estas "thinspo", busqué información, cree un twitter falsó para hablar con "princesas", veía documentales, vídeos sabía las consecuencias, en mi mente era un perder para ganar.
Octubre, perdí el control, comencé a vomitar, en una semana llegué a bajar 3 kg, entré en depresión, la principal regla del juego era no contarle a nadie, era mi pequeño secreto, empecé a herirme, nunca pensé odiarme tanto en tan poco tiempo; aleje a todos por temor, temor de ser salvada, temor de ser juzgada ¿Era orgullo? ¿Yo quería ser mi propio héroe? De pronto me quede sola, en la obscuridad, en un hoyo que yo misma cavé.
Noviembre, el infierno mismo, todo estaba mal; perdí la cabeza, perdí amistades, perdí confianza, perdí muchas cosas, entre ellas a mi misma. Los días avanzaban lenta y dolorosamente. Sentía que me volvía loca, me sentía muerta en vida, vacía los sueños me abandonaron, todo lo perdí tan rápido. Días pesimistas sin luz de esperanza.
Diciembre, mes de reconciliación, empece a entender que yo no quería eso, quería salir de la gran tumba que yo había cavado, no sabía como y la mayoría de las veces volvía al fondo, los días pasaron rápido y muchos no los recuerdo. Entendí que las cicatrices nunca se borrarían, ni las del interior ni las del exterior. Me sentía estúpida por haberlo hecho sin embargo me seguía sintiendo poderosa al hacerlo.
Enero, los días pasaron lentamente, quizá es el mes que más lento se me pasó, empecé a salir poco a poco, empece a volver con la gente que quería, no del todo, pero iba saliendo. Vi algo que cambió mi perspectiva, sentí pena una vez más por mi misma, empezaba a ver los resultados de todas las decisiones que tome, pero fue una pena buena porque entendí que podía cambiar y que necesitaba hacerlo, lo intentaba cada vez más, y me levantaba si me caía.
Febrero, la esperanza llegó a mi, pensé que algo bueno pasaría, ilusión que terminó en depresión, caí pero de otra forma, fue todo lo contrario, seguía estancada, aunque más fuera que dentro.
Marzo, borré cualquier contacto con esa persona en la que una vez me convertí, entendí que era afortunada y que era mucho mejor llevar una vida sana y feliz, empece a ocuparme en mis tareas de la escuela, hubo decaídas pero fueron realmente pocas.
Abril, ya no era la persona que había sido desde septiembre, me reconcilié conmigo misma, acepté mis errores y cambié para bien.